La importancia de trabajar en una oficina clase A

Se dice que la felicidad laboral se basa en desempeñar el trabajo en un ambiente agradable y con todas las comodidades posibles. Y no es para menos. El centro de labores es el lugar en el que el común denominador de personas pasamos gran cantidad de horas a la semana: la mayor parte de nuestras vidas transcurre mientras ejercemos las tareas que día a día tenemos la responsabilidad de cumplir.

Sentirse bien en una oficina atractiva, en cuanto a su infraestructura, es fundamental para, incluso, promover la eficiencia del trabajador. Al margen de la intensidad o de la presión del trabajo en sí, un oficinista feliz —motivado principalmente por sus beneficios laborales— es mucho más productivo que uno que pueda sentirse incómodo en su entorno profesional.

Un espacio de trabajo, partiendo desde su fase de diseño, debe ser pensado considerando minuciosamente las necesidades de cada colaborador, promoviendo —en todo sentido— la percepción de bienestar y comodidad. Un estudio en el que las paredes y estantes no perjudiquen el ingreso de la luz natural, y en el que la amplitud vaya de la mano con la adecuada distribución de elementos decorativos esenciales, es simplemente una forma más de incentivar el rendimiento del personal.

Que la oficina esté ubicada en una zona exclusiva o en el corazón empresarial de la ciudad —como los proyectos antes gestionados por Mar Azul en su vasta trayectoria de más de diez años— y en un espacio en el que el ruido no perjudique la labor, es también pieza fundamental para considerarlo como un lugar grato.

Finalmente, en términos específicos: la buena ventilación, el cuidado de la higiene, un conjunto de mobiliario adecuado y funcional y una apropiada computadora, además de otros aspectos, conforman el complemento perfecto para la constitución de un agradable espacio laboral.